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El perfeccionismo es un rasgo de personalidad que viene, en parte, impreso genéticamente en el carácter y, en parte, aprendido durante la infancia a través de la educación recibida por unos padres generalmente exigentes que han enseñado a sus hijos que equivocarse es inaceptable.
Si bien cierta dosis de perfeccionismo por ejemplo en el trabajo es positiva porque motiva a alcanzar el éxito, cuando es obsesivo y se convierte en el motor que impulsa cualquier acción es muy perjudicial, ya que causa ansiedad, preocupación constante, frustración y enfermedades somáticas como dolor de cabeza o problemas gástricos.
Los perfeccionistas nunca están satisfechos con el resultado final de nada. Son muy críticos consigo mismos. Por bien que hagan las cosas, siempre les queda el regusto amargo de que podrían haberlo hecho mejor, lo que les genera infelicidad.
Si eres un perfeccionista empedernido y sufres por ello, toma nota de estos 5 consejos para vivir más relajado y feliz:
1.- Haz una lista con las ventajas que tiene tu afán por que todo sea perfecto y otra con los inconvenientes. Verás como la segunda es mucho más larga que la primera, por lo tanto no compensa.
2.- Cada vez que te enfrentes a una tarea, piensa: Soy capaz y lo voy a hacer, aunque no salga como yo quiero. Una tarea aceptable es real. Perfecta, es una ilusión.
3.- Prohibido repasar sin fin antes de dar por terminado algo. Márcate un tiempo y acaba la tarea en ese tiempo sin darle más vueltas.
4.- Saca de tu lenguaje los “sí, pero...”. Sacarle punta a todo sólo aporta frustración a tu vida.
5.- Introduce un poco de caos en tu vida. Permite que el coche no quede perfectamente aparcado, deja algún día la cama sin hacer, deja que la toalla se te llene de arena en la playa, sin sacudirla. Y luego observa: El mundo no se hunde porque las cosas estén imperfectas.