
La alerta ha saltado en España al detectarse que varios adolescentes han participado en la Ballena Azul, un peligroso juego que incita a los menores a autolesionarse e, incluso, al suicidio. Este fenómeno se ha extendido a través de las redes sociales, donde los participantes cuelgan las imágenes de sus cortes en la piel en forma de cetáceo. ¿Qué lleva a un adolescente a participar en ese tipo de juegos? Estas son algunas de las causas:
1.- Acoso escolar: Uno de los efectos del bullying es que la víctima se siente aislada del resto de sus compañeros, por lo que podría buscar a través de las redes sociales llenar ese vacío, cayendo en la trampa de juegos que incitan a hacerse daño.
2.- Adicción a las nuevas tecnologías: Pasar muchas horas conectados a las redes sociales puede llevar a un menor a entrar en contacto con personas indeseables que le propongan este tipo de prácticas.
3.- Falta de habilidades sociales: Los adolescentes con problemas graves de timidez también pueden ser vulnerables, ya que al no sentirse cómodos en las relaciones sociales cara a cara, corren el riesgo de refugiarse en relaciones virtuales a veces peligrosas.
4. Trastornos psicológicos: Si un adolescente padece depresión, ansiedad u otro trastorno psicológico podría intentar aliviar su dolor interior con estos juegos dañinos.
5.- Malas relaciones con los padres: La falta de comunicación en la familia o los conflictos entre padre/madre e hijos/as pueden llevar a que éstos busquen reconocimiento en círculos perjudiciales para su salud mental y física.
¿Cómo actuar si eres padre o madre?
1.- Observa a tu hijo: Si ves que de repente cambia su forma de ser, tiene conductas extrañas o se ha vuelto muy reservado, habla con él y trata de averiguar los motivos de dicho cambio. Si además ves que esconde las manos, lleva las muñecas cubiertas con multitud de pulseras o se niega a ponerse manga corta, podría ser una señal de que se está autolesionando.
2.- Educa en positivo: Demuéstrale que le quieres y que le aceptas cómo es, sin juzgarlo ni criticarlo. A veces los adolescentes se autolesionan como una reacción al dolor que sienten al creer que sus progenitores no los valoran. Por ello, refuérzales positivamente y elogia sus aciertos, en lugar de enfocarte sólo en hacerle ver sus fallos.
3.- Dedícale más tiempo y tiempo de calidad. El diálogo y la confianza entre padres e hijos son fundamentales para que éstos se sientan seguros de poder compartir sus problemas, inseguridades y contradicciones tan propias de esta etapa de crisis que atraviesan en el paso de la niñez a la vida adulta.
5.- A la menor sospecha de que algo no marcha bien, no mires para otro lado y consulta con un psicólogo. Recuerda que cuanto antes se aborde el problema, más fácil será solucionarlo.
Si tienes problemas en la educación de tus hijos adolescentes, pídenos cita. Te resolveremos tus dudas y te daremos pautas para que la relación mejore.